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:·:·:·:·:·:·:·:·: :·:·:·¿Cuál de todas tus personalidades prevalece cuando estás en soledad?:·:·:·:·:·: :·:·:·:·:·:·:·:·:
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12.31.2006

LA IMAGEN


hasta el 14 de enero: ¡MIRAME, MIRAME!
Muestra colectiva del taller de Diego Perrotta, donde expone mi amiga Luisa Fernanda Lindo
Centro Cultural Borges
Pabellón III 1er piso - Sala 3A


12.18.2006

TAMBIÉN POETA

Vamos a ver cuánto dura esta sección. Se nos acaba con el año EX-CÉNTRICA, un espacio para poemas que no parecían escritos por su autor. Ahora, poemas de artistas en principio conocidos por otro arte diferente al de la poesía. ¿Quién lo escribió?

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otoños, recuerdo el frío
pensar
punzante de melancolía
y la glorieta de nirvana
recorriendo tu inestable figura
como los vientos del sur
ni más entera ni sin dicha, al ver tus ojos
simiente proyecta, imagen pregunta
¿será por necesidad de ser tu árbol y el mío?
¿o esperanza vacía sólo de estar tan lejos?
astro, no te olvides de mí y las hermosas
ellas fueron mi enfermedad, mi libertad y mi alegría

12.11.2006

Fleurs

i want to buy you flowers
it's such a shame you're a boy
but when you are not a girl
nobody buys you flowers

i want to buy you flowers
and now i'm standing in the shop
i must confess i wonder
if you will like my flowers

you are so sweet and i'm so alone
oh darling please
tell me you're the one
i'll buy you flowers
i'll buy you flowers
like not other girl did before

you were so sweet and i was in love
oh darling don't tell me
you found another girl
forget the flowers
because the flowers
never last for ever
never last for ever
never last for ever
my love

12.10.2006

METELE QUE SON PASTELES - cine


The Illusionist - El Ilusionista (2006)

según la ve Ramiro
http://abecedarios.blogspot.com


Empecemos diciendo cuál fue la razón por la cual decidí ver esta película. No fue el director a quien no conozco (es su segunda película); no fue la protagonista femenina (que tampoco es linda); ni la banda de sonido (no registré ni una sola de las canciones) tampoco fue por recomendación. Fue por Edward Norton, el actor principal. Es cierto que muchas veces uno se ensarta con un bodrio cuyo protagonista es un actor/actriz de primera. Pero existen los presentimientos. Edward Norton me fichó para su club de fans con American History X en una performance memorable. Después descubrí que era el mismo pseudo-tartamudo que engañó a Richard Gere en Primal Fear. Y antes de recuperarme del todo, me cagó a trompadas en Fight Club y me dejó knock out a sus pies. Desde entonces si bien no hizo LA película, siempre mantuvo un nivel y además no me defraudó con baratijas.

Dicho esto de antemano, puede parecer poca cosa a la hora de recomendar una hora y cuarenta y cinco minutos de entretenimiento. Pero así es esto: lo tomas o lo dejas.

La película es de época. Y si bien tiene algo de romance, no es Los Amantes de Lady Chatterley. Hay magia, hay ilusionismo, hay policiales, hay alcurnia real, hay suspenso también, y al final de todo, paga los boletos. Hay quienes no gustan de ver una escena al principio en la que muestran algo que va a pasar veinte minutos antes del final, porque cuando la historia vuelve hacia atrás (hasta la infancia misma de Edward el ilusionista) uno ya sabe que “eso” tarde o temprano va a ocurrir. Pero confíen en el director, que no es tonto y no les va a revelar nada que pueda aguarles la fiesta.

Quiero hacer una pausa como las que uno se suele conceder para ir a buscar un cafecito a la cocina cuando la película es vista en casa. En determinado momento de la película aparece una toma desde afuera del castillo del Príncipe Leopold. En cuanto la vi, recordé que en ese mismo ángulo yo mismo había sacado una foto en ese preciso lugar, cuyo nombre no recordaba. La escena siguiente en el interior del castillo me confirmó la sensación, dando por seguro que ese lugar quedaba en la República Checa y yo había visitado allá por el fin de siglo pasado. Una rápida búsqueda en internet (¡alabada seas!) me dio el nombre exacto: Castillo de Konopiste. Llevado de las narices por mi aprecio Kunderiano estuve en tierras checas y accedí a tal maravilla de lugar.

Volvemos de la pausa sin olvidarnos que el lugar en el que se filmó una película puede ser razón suficiente para verla, a veces. O acaso no vimos todos Highlander II (¿o III?) porque fue filmada en Baires, confesemos.

El Ilusionista sigue sin ser el gancho de derecha que fue Fight Club, y la actuación de Norton no es la de un antivirus –no pude evitar el chiste- pero es una película con buenos climas, argumento suficiente y momentos que hacen que uno quiera creer que todo es posible.

*Nota para freaks*¿Los actores se desconcentrarán cuando les toca actuar con su verdadero nombre como en este caso Edward haciendo de ídem?

11.27.2006

EX / CÉNTRICA


Despidiendo la sección a cargo de Alejandra Pultrone, va un 3x1
¿quién escribió estos poemas?


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Soledad


En algunas personas
amamos a personas
que no existen ya;
en otras, amamos a nadie,
ni a esa misma persona.


Perplejidad

Por qué si me arrodillo
rezando, siempre pienso:
"Qué hacen mis pies, ahora".

Unica sabiduría

Lo único que sabemos
es lo que nos sorprende:
que todo pasa, como
si no hubiera pasado.

11.23.2006

AT RANDOM

Hilo Sisal

Por la calle, Dalma. En la mano derecha, una bolsa. El brazo que la lleva parece más largo. Es pesada la bolsa. Es pesada porque está cargada. Es de papel y las manijas son de hilo sisal. Es de una tienda de ropa en la que Dalma nunca va a comprarse nada. Dalma camina desde la terminal de ómnibus de Retiro; el hilo sisal le irrita la mano. Viene de pasar el fin de semana fuera de la ciudad. Pero Dalma no camina sola. Carlos viene a su lado. Dalma no camina sola y nunca más va a caminar sola. Es reservada Dalma, con o sin bolsa, y no habla mucho de sus cosas, pero todos saben, ella les dijo, lo que había pasado entre ella y Carlos. Sobre la seguridad de esos pasos acompañados, la certeza de no volver a caminar sola nunca, nunca más, porque él habló de casamiento.

Carlos lleva una mochila en la espalda. Esa mochila es grande y tiene más carga. Pero todo es una cuestión de cómo se distribuye el peso que a uno le toca llevar. Carlos lleva más cosas pero tiene las piernas más largas y camina más rápido. Dalma lo sigue, la bolsa de manijas de hilo sisal —en la que trae la comida que sobró del almuerzo— se balancea y lastima un poco su mano derecha.

Se dirigen, apurados, al bar del Tato. Carlos quiere ver el final del partido. Hay apuro porque termina en quince minutos y empatan 1 a 1. Ya que estamos de paso, había dicho Carlos. Dalma, que ya no camina sola, va casi a la par y, de tanto en tanto, un poco detrás. Por cábala él tendría que ver ese final. Claro, es lógico, piensa Dalma, la mano que arde. Llegan al bar y Dalma le dice a Carlos que esperará afuera. Adentro hay que pararse a un costado de la barra. Las mesas de la calle están todas vacías. Dalma apoya la bolsa en el piso, al lado de la mochila que dejó Carlos para que le cuide. Carlos saluda a todos y pide una cerveza. Todavía no llegó la primavera pero está haciendo calor. Dalma espera y transpira. Se repone del trote. Piensa en cambiar de mano la bolsa; la mano derecha de Dalma está ampoyada. El resto del trayecto va a ser más tranquilo. Tal vez hasta comenten lo bien que estuvo el fin de semana. Dalma se lame la mano y la sopla: eso calma. La familia de Carlos fue muy amable con ella. Carlos. Dalma está tan enamorada. Están tan enamorados.

El estruendo de un gol sorprende a Dalma sonriendo, pero no reacciona. Al rato ve venir la rabia en la cara de Carlos. Una puteada mascullada por lo bajo coincide con el ruido de papel que hace la bolsa llena de empanadas que cocinó la mamá de Carlos. Ella la ha levantado con la mano izquierda. Otra vez en camino, Dalma siente la frustración de Carlos y sufre por él y con él. Dalma, la mano lastimada por el hilo sisal, sufre Carlos, pero no sabe qué hacer. ¿Camina sola, Dalma, con la bolsa de empanadas que la mamá de Carlos les dio el fin de semana para que él llevara el lunes a la fábrica? No. Ella les contó a sus amigas. Dalma no camina sola nunca más. Entonces estira la mano que duele y acaricia los rulos despeinados de Carlos. Lo mira como diciendo no caminamos solos. Pero Carlos agacha la cabeza rechazando el contacto y le dirije una mirada por primera vez desde que bajaron del micro.

Los rulos despeinados, el fracaso futbolístico del domingo, las empanadas de mamá para llevar el lunes a la fábrica. Dalma no sabe qué hacer con esa mano rechazada. Camina unos pasos más y vuelve a pasar de mano la bolsa. Después de todo, con la derecha tiene más fuerza y tal vez sea el cansancio. Porque ya no arde.


11.15.2006

METELE QUE SON PASTELES - cine


The Departed – Los Infiltrados (2006)

según la ve Ramiro (http://abecedarios.blogspot.com)

Cuando uno va a ver una película. Bueno... empezamos mal. Mejor me hago cargo. Cuando yo voy a ver una película, siempre tiene que haber una razón como mínimo que amerite o acompañe la decisión de ir. No soy tan espontáneo como para decir “tengo ganas de verla”. ¡Tampoco es una novia! ¡Es una película!

A veces es un actor, otras veces dos. O una actriz. O una y uno. O la banda de sonido. Y a veces, muchas, el director.

Claro, y ahí me empezaron a llover los tomates. ¿Cuánta paciencia le podemos tener a Scorsesse? Es cierto que hizo clásicos de todos los tiempos como Taxi Driver, pero si miramos (bendita internet, memoria de los desmemoriados) las películas que dirigió en los últimos... (ni quiero sacar la cuenta porque me desmayo) años, la verdad es que nos queda debiendo plata: Casino, Pandillas de New York, El Aviador... Todas tuvieron la repercusión y hasta los premios que, en mi modesta opinión, no merecían. Justamente la menos recordada, “Bringing Out The Dead” con Nicholas Cage, fue la que más me gustó. ¿Seré un contrera? ¿El mundo estará equivocado?

Pero a Martin lo seguimos a donde vaya. No hay tu tía.

Ahora aparece The Departed. Tiene a Matt Damon, que anota un poroto a priori porque últimamente hizo papeles buenos y además porque siempre aparece de coté con Affleck en películas de culto, haciendo papeles extraños. Tiene a Di Caprio, que repite con el director porque seguro hay mafia italiana de por medio (ya es la tercera que filma con él). Tiene a Nicholson que siempre pero siempre emboca de media cancha; es un canchero y no podés derrotarlo. Y después tiene a Alec Baldwin, Martin Sheen y Marc Wahlberg que no anotan porotos a la hora de decidir, pero si los juntamos a todos, un poquito de fuerza hacen. “¡Qué elenco!” decimos cuando vemos las colas.

¿Y las féminas? Brillan por su ausencia. El valor de haber elegido no tener estrella femenina, le anota un poroto. Mirá lo que son las vueltas de la vida.

“¿Otra vez una de mafia?” pregunta el gordito de gafas en la entrada al cine. Y tiene razón. Entonces uno se acuerda de “Buenos Muchachos” y se pregunta en silencio si tiene sentido que Scorsesse intente competir contra sí mismo volviendo sobre la misma temática una y otra vez. ¿Cuántas películas policiales se han hecho? ¿Cuántas tramas de corrupción se han llevado al cine una y otra vez?

Los porotos parecen ir haciéndose agua en el bolsillo del pantalón mientras vemos que nuestro dinero ya entró en la caja del boletero del cine. Ahora no hay vuelta atrás.

Y de repente en la oscuridad de la sala, sale el sol. Se ilumina metafóricamente nuestro bolsillo y los porotos comienzan a germinar, dando lugar no sólamente a una de las mejores películas del año sino también a la pregunta inevitable de “¿cómo puede ser que habiendo tantas películas de mafias y policiales, nadie haya pensado jamás en una cosa así?”.

Es cierto, es cierto, la trama no la escribe el director. Pero le da vida. Y no por nada es la cara visible de una película. Al principio uno se confunde: ¿el nenito de la primera escena es Di Caprio o Matt Damon? No entiendo, no entiendo, explicame. Pero todo se aclara rápidamente. No es el tipo de película donde el espectador desconoce al asesino o tiene misterios que en el último minuto van a obligarlo a ver toda la película de nuevo para “ver como encaja todo”. En esta película –paradójicamente- nadie hace trampa con las cartas; están todas sobre la mesa desde el minuto cero. Y uno las ve desfilar con el puño apretado y sin querer que termine. Esta vez no importa si es larga como El –inacabable- Aviador. La película es fabulosa.

Y por si algún poroto invisible te está faltando y no lo aportan estas líneas, la banda de sonido –las canciones- te terminan de pintar de transparente para que te metas de lleno en la trama y te plantes en el centro de los acontecimientos para no perder detalle.

Corriendo. Hay que ir corriendo a ver Los Infiltrados, y renovarle el poroto a Scorsesse, que logró hacerlo de nuevo.

*Nota para freaks* Se ve un CD en una parte de la película que se lleva un primer plano. No tiene adentro lo que reza la tapa; es sólo el envoltorio. Jueguen a ver si se dan cuenta de qué disco es la cajita. Pista: en la banda de sonido hay un tema que le pertenece.


10.20.2006

ARCHIVO

Spam

Juega sucio con mi adrenalina: veo que bajan dos de diez, cinco de diez, diez de diez mensajes a mi bandeja de entrada. Ocho corresponden a publicidades indiscriminadas. Ningún mensaje personal. El resto son dos interminables newsletters que ni pienso leer aunque me haya suscripto quién sabe cuándo y por qué.

Al menos una vez a la semana, pone a prueba mi ingenuidad. Nada de ex amantes arrepentidos, sino desesperadas viudas de líderes africanos asesinados en verosímiles guerrillas, derrocados príncipes japoneses de sospechosas empresas de tamagochis, el sucesor directo de algún zar ruso que murió sin dejar herederos. Todos necesitan mi invaluable ayuda para sacar de sus países sumas de dinero superiores a los diez millones de dólares a cambio de una comisión del 10%.

Cultiva mi paciencia. Nunca un amigo que no se decide a invitarme a salir, en cambio cataratas de ofertas de e-books, software o palm free soft con sus correspondientes opciones REMOVER que, al ejecutarlas, me rebotan y avisan: undelivered mail.

Se burla de mi inconsciente envidia fálica con los catálogos de viagra y cialis de prestigiosas farmacias virtuales canadienses. Drogas que me arengan: sorprenda a su mujer. ¿Sin efectos colaterales? Me disculpen, a mí me provocan una profunda desilusión, porque aunque escriba esto para Lamujerdemivida, todavía espero el mail del hombre de mis sueños.

Y sí, me ataca en mi punto más débil: el vicio. Y es que soy adicta a la espera de ese mail que no llega. Mi teléfono se ha vuelto obsoleto desde que me muevo en el ciberespacio. Recibir correo spam me hace sentir peor que Bridgit Jones cuando escucha su contestador automático que dice: “Usted no tiene ningún mensaje, ni siquiera de su madre”.

Publicado en Lamuerdemivida, año 3 - número 26

10.06.2006

METELE QUE SON PASTELES - libros

TOKIO BLUES,

mientras lo lee fafa
http://www.fafaesbueno.blogspot.com

primer acercamiento//
Estoy leyendo Tokio Blues, de Haruki Murakami y no está mal. Pero tampoco es nada extraordinario. O quizás es por la inevitable comparación con la Montaña Mágica, libro inmediatamente anterior, que ha pasado a formar parte de mis favoritos por haberme deparado momentos extraordinariamente gratos.

segunda semana//
Se pone mejor. La primera impresión fue la de "esto ya lo leí". Me sabía a Caulfield y a Bandini(*), el mocoso que no encuentra su lugar en el mundo y que, pese a ser de tierno corazón, resulta un inadaptado, tiene actitudes poco comprensibles, incoherentes y no sorprende a nadie. En un punto Murakami me resultaba tan poco japonés que me fastidiaba. Nada que me permitiera asociarlo con Oe, con Kawabata o con Mishima. Y hay que decirlo, no sé si es por culpa de la traducción o del propio Murakami, pero no me pareció que la prosa fuera nada del otro mundo. Fluida y amable, sí, pero no muy "lírica" que digamos (cuando alguien escribe lindo y da placer los críticos dicen que tiene una prosa lírica, qué cosa).

Pero después empezó a gustarme más. Lo del Guardián Entre el Centeno se transforma en un guiño deliberado cuando alguien le pregunta al protagonista si habla así para imitar a Caulfield. También son deliberados los guiños a Gatsby y a los Beatles y un interesante coqueteo con Mann. Lo que resulta claro es que a Murakami le copa la cultura norteamericana y lo transmite muy bien. De alguna manera, es bien distinto de los escritores de la generación anterior y se distancia de ellos de modo explícito. No me parece que, tal como dice la contratapa, haya un buen retrato del turbulento Japón de finales de los sesenta. Pero sí hay un interesante retrato de una generación que le da la espalda a la cultura de su país, fuma Marlboro, escucha Madera Noruega y habla de películas con Dustin Hoffman. Por eso me parecía tan poco japonés. Ahora me parece bien que así sea, porque está hablando desde el distanciamiento y el cambio. Y la prosa, qué sé yo, es de lectura ligera, tampoco hay que pedirle tanto. Así que le pido disculpas a Murakami por haberlo juzgado a la ligera, quizás influido por el prejuicio que uno suele sentir por los escritores que están de moda. Si alguien lo ve por ahí, que le avise y le mande saludos míos.

(*)// Holden Caufield, protagonista de la novela de Salinger. Bandini, el héroe de las novelas de John Fante. El libro se parecía al principio una especie de aprendizaje sentimental trunco de personajes veinteañeros (o algo menos) con un cierto grado de ternura pero también dificultad para adaptarse a su entorno. Después el libro se transforma en algo mucho más rico y los guiños a Salinger se vuelven explícitos. Hacia la mitad, y de ahí en adelante, la historia adquiere un nivel de tristeza bastante refinado. El protagonista, Watanabe, ya no se parece gran cosa a los dos que nombré. Además hay algunas muy bellas escenas eróticas, nada excesivas, nada baratas.

10.01.2006

EX / CÉNTRICA


::un poema que no parece escrito por quien lo escribió::

En lo alto de esas cumbres agobiantes
hallaremos laderas y peñascos,
donde yacen metales, momias de alga, peces cristalizados;
pero jamás la extensa certidumbre
de que antes de humillarnos para siempre,
has preferido, campo, el ascetismo
de negarte a ti mismo.


Fuiste viva presencia o fiel memoria
desde mi más remota prehistoria.


Galopar. Galopar.¿Ritmo perdido?
hasta encontrarlo dentro de uno mismo.


Templa mis nervios, campo ilimitado,
al recio diapasón del alambrado.


¿quién lo escribió ? la solución el mes que viene...

9.24.2006

LA IMAGEN

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Este blog mutante está en construcción. ¿Qué habrá del otro lado de la cortina? La pequeña puerta de Alicia.

¿Cuál es tu pequeña puerta?
¿Qué serías capaz de hacer para atravesarla?

Enviá un texto inspirado en la imagen para esta sección al buzón de AyE.

9.15.2006

ARCHIVO

La isla de Charo

Para llegar más rápido había que pasar por el Bajo del Temor. La primera vez que fue, ella tenía ocho años.

Dos elementos que la definan, como los dos puntos que definen la recta. Cúmulo de arena y palmera. ¿Agua y arena? ¿Palmera y agua?. No.

Antes del Bajo del Temor había que cruzar el Paraná de las Palmas. Inmensamente ancho. Cuando estaba bravo ella se ponía tensa. La lancha golpeaba contra las olas que parecían de hierro. Y antes, todavía mucho antes, el comienzo de todo: la guardería náutica: cada hangar era una especie de colmena llena de lanchas.

Listado de Islas: Malvinas, Martín García, Cuba, Jamaica, Xiros, Creta, Ceilan, Chipre, Puerto Rico, Nueva York, Nueva Zelandia, Tierra del Fuego, la isla de Charo, el amigo de su padre.

Arroyo Caracoles. Atrás quedaron el Paraná de las Palmas y el Bajo del Temor. Un muelle de madera erosionado por el agua marrón del río que sube y baja y vuelve a subir. Amarrar. Desembarcar. Internarse en la vegetación. Y ahí está la casa. Fascinación. Parece hecha de barro y paja. Adentro, olor a humedad, cosas viejas. Si las casas de veraneo albergan lo que ha sido descartado, acá en la isla está todo lo que ni siquiera sirvió para la casa de veraneo.

Cúmulo de arena y palmera. Pero en el Delta no hay arena, y mucho menos palmeras. Hay barro, hay juncos. En primavera hay millones de azaleas. Pero es invierno.

La cena se prepara en una cocina a leña. El padre de ella insiste en llamarla cocina económica. Desafortunados peces y fideos con salsa de tomates. La ronda de cartas. Y a la cama muy tarde. La isla está repleta de insectos que cantan. Ella les tiene miedo. Cierra los ojos muy fuerte y se duerme pronto.

Descubrimiento: la isla de Charo no sólo no tiene arena ni palmeras. Tampoco es una isla. Es una porción de tierra dentro de una isla.

Su padre, gran isla autista. La isla de Charo. Su infancia de ella. La infancia en la que se va su padre. Ese padre es un engaño. Estratégicamente ubica trampas para la cena. Isla de familia que asume la responsabilidad de poner el pan sobre la mesa. El amor, ese postre que tarda en llegar.

8.14.2006

ARCHIVO

La siesta de la ballena

Doy vueltas con el tenedor los últimos tres fideos congelados. El plato vacío dice que llegó la hora de dormir la siesta. Mamá es gigante. Mamá con rayas oscuras y profundas entre las cejas amenaza con perder la paciencia. Habilitar la siesta o escucharla gritar. Trago el último fideo y la frente de mamá otra vez es lisita. Lisita como el plato que quedó vacío. Cada cual a su pieza. El sueño que no viene. No viene. Y no viene. Y mamá cerró su puerta. Y la casa está vacía como el plato sin fideos. No quiero estar sola. Me levanto. Voy hasta la puerta de madera que me roba a mamá. Me estiro hasta el picaporte. El ambiente es sepia. El sol se filtra apenas por la persiana. Mamá es una ballena. Entrá pero quedáte quieta y callada. Me acuesto a su lado y me hago la dormida. Ronco. Calláte. Me doy vuelta. Quedáte quieta. Inmóvil por una eternidad. De pronto el cuello duele. Cambio posición. Quieta o te vas. Lloro. Se compadece. Me rodea con su brazo. Es suave y tibio. Cierro fuerte los ojos. Mamá se vuelve densa. El brazo suave y tibio ahora es pesado y me hunde en el colchón. Debo resistir. No puedo hacer que me echen. Adentro de la panza redonda de la ballena acecha el enemigo.

Publicado en Pez Banana, dic. 2002