Little Miss Sunshine (2006) según la ve Ramiro de Abecedarios
El único Oscar al que le tengo respeto es Moro. Lamentablemente se murió. Queda el otro, que para muchos es sinónimo de respeto y para mí está más muerto que el talentoso baterista. Es una estatuilla hueca y comprable, equivalente a una recomendación de mi tía Estela para ver una película. Nada más.
Desconfiando por haber estado nominada, miré la síntesis de Little Miss Sunshine: Actores desconocidos, un tema sencillo, película independiente... Tenía pinta de ser una película de esas que salen 50 por año, que la Academia eligió nominar para que no la tilden de Hollywoodense a ultranza. Algo así como decir: “yo también tengo un amigo judío”.
Así y todo, para festejar mi cumpleaños, invité a todos mis amigos al cine a verla. Me jugué. Copamos la sala y allí estábamos.
La película es buena. Me atrevería a decir que muy buena. Hay personajes detestables que al final te terminan gustando; hay actuaciones flojitas que finalmente te enternecen; hay partes de comedia predecibles que logran arrancarte carcajadas estridentes; hay música de la buena que te invitan a mover la patita; y por sobre todas las cosas, hay una sensación de felicidad auténtica en la película a pesar de varios dramas. Tiene un cierto toque de humor negro que anestesia todo dolor posible, y finalmente uno termina lamentando que no haya ganado el maldito Oscar. Claro, del otro lado estaba Los Infiltrados, que realmente fue un peliculón del cual ya hemos hablado en estas páginas. Y bueno, en toda competición ganar no siempre es llevarse el primer puesto.
La trama dice que una familia se ve arrastrada por la hija menor a una competición de belleza en la cual no tiene ni remotas posibilidades de ganar, a miles de kilómetros de su casa. Se embarcan padre, madre, hermano, abuelo y tío en una camioneta desvencijada junto con la nena (a quien seguro en quince años veremos haciendo de Diosa con un cuerpo increíble, etc etc y diremos “¿es ella?”). Decir que es una road movie suena feo pero un poco lo es. ¿y qué? Si llegaste hasta acá, no te vas a echar atrás por eso, ¿no?
La película no tiene baches ni nada que sobre. No es hollywoodense ni tampoco es freak. Es justo lo que necesitás para empezar el otoño con una linda sonrisa que te invita a ser feliz a pesar de todo. Yo que vos, voy un domingo a la tres de la tarde, así te queda el resto del día para rememorar las mejores escenas con tus amigos. ¿Cómo? ¿no pensás invitarlos?
***Nota para Freaks***: ¡¡¡Todos corriendo a averiguar quién es Rick James, el que canta Super Freak!!!! ¡¡¡No, no le robó a MC Hammer!!! ¡¡¡Es al revés!!!