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:·:·:·:·:·:·:·:·: :·:·:·¿Cuál de todas tus personalidades prevalece cuando estás en soledad?:·:·:·:·:·: :·:·:·:·:·:·:·:·:
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7.01.2007

NIÑA EN 5 MOVIMIENTOS (fragmento)

(fin del movimiento uno: el cuarto oscuro)

No pasa nada. La calma comienza a inquietarme. Entonces me doy cuenta de que ya sé donde está la puerta de la habitación. A mis espaldas, un poco hacia la derecha. No puedo, no debería, no me atrevo a voltearme en esa dirección. Simplemente lo sé, y si me concentro, intuyo la claridad que se cuela por el marco de esa puerta de madera pesada. Sigo sin recuperar el recuerdo del momento en que entré aquí. Si lograra recordarlo podría pasar a “otra situación”.

Una presencia más (la niña más yo más alguien más) se hace notar y nos comienza a latir el corazón con fuerza. Ella se revuelve entre las sábanas y a mí se me escapan lágrimas como en un acto reflejo. Como si en realidad transpirara por los ojos. Lloro, lloro, lloro. No voy a poder salir más de acá. La vida afuera continúa, mi vida afuera continúa, pero algo de lo que aquí tiene lugar va a quedar prendido para siempre en alguna pared interna del corazón.

Adentro-afuera se hace carne y toda la situación se convierte en una mamushka rusa de la que sólo sé el orden de algunas piezas. Yo encierro a la niña, la habitación me encierra a mí y afuera estoy otra yo, la cotidiana. Adentro de la niña se produce otra puesta en abismo. Y hacia afuera, como una cebolla, nunca puedo saber en qué nivel de mí estoy exisitiendo. A esto llamo lucidez, y sin embargo es la peor de las confusiones en las que he vivido. Avanzar hacia lo absurdo. La misma palabra avanzar es irreal. Como si hubiera la posibilidad de retroceder o quedarse quieta.

Es la tarde en que mamá no viene y la abuela prepara una torta. Sobre la mesa llena de harina, el polvo royal. El polvito ése debe tener propiedades mágicas, sí. Porque la latita roja tiene como logo la misma latita roja que dentro reproduce otra latita roja, y así y así y así; y aunque el pincel humano no pintó con perfección lo que sigue, debajo y debajo y debajo, la línea de latitas no puede acabar nunca y si ese recuerdo está dentro de mí, entonces soy infinita... ¿Para qué?

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