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8.27.2007
ZAPATOS
al final del pasillo otro pasillo
las manos sueltas y la disculpa del amor que no llega a vos te convocaron para otra cosa no esperás sólo el momento esperás claridad y voluntad como manto sagrado que te cubra
el zapato sin par es ella pero también ella es
la que tiene los zapatos confundidos y perdidos en algún rincón de la casa
8.24.2007
8.23.2007
8.19.2007
Papá no cumplió su promesa de llevarme a Disneylandia
Un Mickey Mouse absurdo que desde la cuna miraba y olía, sin desatinos, la orina rancia de mi piel más íntima escamada. Así me entrenaba yo, venida al mundo, nacida en el sur de sures. Abajo, más abajo: lejos del Miami Orlando. Hincando mis encías desnudas, salivando, siempre salivando el plástico atóxico de un ratón musical hecho en Tailandia que pretendía dormirme en las noches cuando mamá era una mano lejana en otra habitación tocando el cuerpo de un hombre por ambas deseado.
Después, mi sensibilidad infantil puesta a prueba iniciada en placer morboso: un cervatillo huérfano en una selva de celuloide que llama ¡Mamá! Bambi, los malvados cazadores se inmiscuyeron en el guión llevándosela. Bambi, rebobinemos la película, yo también quiero volver a mi cuna y desdibujarme.
El álbum de figuritas tenía como premio un viaje a Disneylandia. Pegué estampas de la Virgen, de San Cayetano, de San Jorge, del Sagrado Corazón en el sur de sures.
Entonces, en el parque me hamacaba fuerte: el vértigo en la panza pensando en la vuelta al mundo, en el pop corn, en la feria, en la Cenicienta con zapato de cristal y con príncipe.
Y mi infancia, atrofiada, porque el Mundo Mágico del Norte siempre quedaba para más adelante.
En tanto, otro guionista se fagocitaba a muchas madres de muchos Bambis, acá al sur donde el pato Donald hablaba en inglés. Pero, entonces, un único deseo detrás de las manos de mi madre que vivían escondidas para mí, para él, para ella: yo quería viajar al mundo donde todo era posible.
Miami, Orlando, la montaña rusa, la bruja malvada que envenenaba la manzana y los dientes de mi mandíbula sentían náuseas. Y el Ratón Pérez me dejaba billetitos en la Cajita Infeliz de los infelices que soñábamos con la ciudad de los niños del señor Walt, criogeneizado.
La mano de mamá, ahora sola. El hombre que amábamos no es más que la ceniza de la que heredé la ciudadanía del planeta. El pasaporte vencido en el fondo de un cajón. Y el deseo clonado de un futuro mejor donde haya malos, muchos malos, pero que los buenos siempre ganen.
8.08.2007
TRADUCCIÓN (bilingüe y fragmentario)
DISAPPEARANCES
1
Out of solitude, he begins again –
as if it were the last time
that he would breathe,
beyond the grasp
of the singular.
He is alive, and therefore his is nothing
but what drowns in the fathomless hole
of his eye,
and what he sees
is all that he is not: a city
of the undeciphered
event,
and therefore a language of stones,
since he knows that for the whole of life
a stone
will give way to another stone
to make a wall
and that all these stones
will form the monstrous sum
of particulars.
DESAPARICIONES
1
Desde la soledad, vuelve al comienzo
como si fuera la última vez
que respirara
y ahora, por tanto,
respira por primera vez
fuera del alcance
de lo singular.
Está vivo, y por eso no es nada
salvo lo que se ahoga en el agujero insondable
de su ojo,
y lo que ve
es todo aquello que no es él: una ciudad
del acontecimiento
por descifrar,
y de ahí un idioma de piedras,
porque sabe que toda la vida
una piedra
dará lugar a otra piedra
para hacer una pared
y que todas esas piedras
formarán la monstruosa suma
de detalles.