2 epígrafe
3 cita
- Bueno, ¿tú sí quieres bailar? - decían y parecían molestos. A mí no me importaba. Yo entendía. Me había puesto los aros blancos que brillaban en la luz negra del bar; me había rodeado los ojos con sombra. Me había cepillado el pelo hacia adelante y después lo había tirado hacia atrás para que pareciera salvaje y mucho. Me había controlado en el espejo del baño de mujeres: era demadiado flacucha y no era Sils. Pero yo estaba convencida, una convicción a la que me aferré inocentemente durante años, de que si alguien llegara a conocerme, conocerme realmente, yo le gustaría mucho.
Hospital de ranas, Lorrie Moore
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