The Departed – Los Infiltrados (2006)
según la ve Ramiro (http://abecedarios.blogspot.com)
Cuando uno va a ver una película. Bueno... empezamos mal. Mejor me hago cargo. Cuando yo voy a ver una película, siempre tiene que haber una razón como mínimo que amerite o acompañe la decisión de ir. No soy tan espontáneo como para decir “tengo ganas de verla”. ¡Tampoco es una novia! ¡Es una película!
A veces es un actor, otras veces dos. O una actriz. O una y uno. O la banda de sonido. Y a veces, muchas, el director.
Claro, y ahí me empezaron a llover los tomates. ¿Cuánta paciencia le podemos tener a Scorsesse? Es cierto que hizo clásicos de todos los tiempos como Taxi Driver, pero si miramos (bendita internet, memoria de los desmemoriados) las películas que dirigió en los últimos... (ni quiero sacar la cuenta porque me desmayo) años, la verdad es que nos queda debiendo plata: Casino, Pandillas de New York, El Aviador... Todas tuvieron la repercusión y hasta los premios que, en mi modesta opinión, no merecían. Justamente la menos recordada, “Bringing Out The Dead” con Nicholas Cage, fue la que más me gustó. ¿Seré un contrera? ¿El mundo estará equivocado?
Pero a Martin lo seguimos a donde vaya. No hay tu tía.
Ahora aparece The Departed. Tiene a Matt Damon, que anota un poroto a priori porque últimamente hizo papeles buenos y además porque siempre aparece de coté con Affleck en películas de culto, haciendo papeles extraños. Tiene a Di Caprio, que repite con el director porque seguro hay mafia italiana de por medio (ya es la tercera que filma con él). Tiene a Nicholson que siempre pero siempre emboca de media cancha; es un canchero y no podés derrotarlo. Y después tiene a Alec Baldwin, Martin Sheen y Marc Wahlberg que no anotan porotos a la hora de decidir, pero si los juntamos a todos, un poquito de fuerza hacen. “¡Qué elenco!” decimos cuando vemos las colas.
¿Y las féminas? Brillan por su ausencia. El valor de haber elegido no tener estrella femenina, le anota un poroto. Mirá lo que son las vueltas de la vida.
“¿Otra vez una de mafia?” pregunta el gordito de gafas en la entrada al cine. Y tiene razón. Entonces uno se acuerda de “Buenos Muchachos” y se pregunta en silencio si tiene sentido que Scorsesse intente competir contra sí mismo volviendo sobre la misma temática una y otra vez. ¿Cuántas películas policiales se han hecho? ¿Cuántas tramas de corrupción se han llevado al cine una y otra vez?
Los porotos parecen ir haciéndose agua en el bolsillo del pantalón mientras vemos que nuestro dinero ya entró en la caja del boletero del cine. Ahora no hay vuelta atrás.
Y de repente en la oscuridad de la sala, sale el sol. Se ilumina metafóricamente nuestro bolsillo y los porotos comienzan a germinar, dando lugar no sólamente a una de las mejores películas del año sino también a la pregunta inevitable de “¿cómo puede ser que habiendo tantas películas de mafias y policiales, nadie haya pensado jamás en una cosa así?”.
Es cierto, es cierto, la trama no la escribe el director. Pero le da vida. Y no por nada es la cara visible de una película. Al principio uno se confunde: ¿el nenito de la primera escena es Di Caprio o Matt Damon? No entiendo, no entiendo, explicame. Pero todo se aclara rápidamente. No es el tipo de película donde el espectador desconoce al asesino o tiene misterios que en el último minuto van a obligarlo a ver toda la película de nuevo para “ver como encaja todo”. En esta película –paradójicamente- nadie hace trampa con las cartas; están todas sobre la mesa desde el minuto cero. Y uno las ve desfilar con el puño apretado y sin querer que termine. Esta vez no importa si es larga como El –inacabable- Aviador. La película es fabulosa.
Y por si algún poroto invisible te está faltando y no lo aportan estas líneas, la banda de sonido –las canciones- te terminan de pintar de transparente para que te metas de lleno en la trama y te plantes en el centro de los acontecimientos para no perder detalle.
Corriendo. Hay que ir corriendo a ver Los Infiltrados, y renovarle el poroto a Scorsesse, que logró hacerlo de nuevo.
*Nota para freaks* Se ve un CD en una parte de la película que se lleva un primer plano. No tiene adentro lo que reza la tapa; es sólo el envoltorio. Jueguen a ver si se dan cuenta de qué disco es la cajita. Pista: en la banda de sonido hay un tema que le pertenece.