¿Por qué una madre decidiría abandonar a su hijo? Si lo hiciera, ¿se arrepentiría alguna vez? Si se arrepintiera, ¿qué haría? Si no se arrepintiera, ¿cómo continuaría su vida? ¿podría volver a tener hijos?
ii
Cuando Augusto no tenía todavía un mes, una amiga me preguntó si no me pasaba igual que a ella, que no recordaba cómo era su vida sin Noelia, su hijita de tres años. Me sentí culpable. Me acordaba perfectamente cómo era mi vida sin hijo. Sobre todo cuando no me dejaba dormir de noche. Y no sólo recordaba sino que, además, extrañaba esa vida.
Hoy, once años después, ya no me acuerdo cómo era mi vida sin Augusto.
iii
Necesitaba una vendedora resentida con su trabajo. Tenía que ser una chica que sintiera cómo desperdiciaba su potencial trabajando en un negocio y que aborreciera a sus compañeros. La busqué en una tienda de ropa femenina, una de las más caras: un vestido debía costar lo mismo que su sueldo. La encontré en un shopping.
Le conseguí un amante y tres amigos que la ayudaran a vengarse del sistema laboral opresivo. Pero el hecho de que estuviera en un shopping me empezó a complicar las cosas. Me costaba administrar tanto espacio y había muchos compradores estorbando por los pasillos. Fue entonces cuando la quise hacer trabajar en un supermercado, pero no fue lo mismo. Tuve que abandonarla. A ella, a su amante y a todos sus amigos.
Todavía no los olvido. Me da pena dejarlos ahí, sin tirarles siquiera una punta para continuar sus vidas.
iv
Mi impericia para hacer que el escenario funcionara me hizo abandonar a unos personajes que estaban dando lo mejor de sí. Es un abandono que no da culpa, pero sí infinita melaconlía.
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